¿De verdad tenés un blog?
¿Qué loco no?
Sí.
Anoche soñé con vos.
Vos, el destinatario de casi el 70% de las líneas que escribí acá. No hace falta nombrarte.
Mirá que pasó el tiempo eh, y ahí te apareciste al borde de mi cama, como queriendo consolarme. Qué coincidencia. Intentaba hacerlo con mis propias manos, pero tuviste que interrumpirme. Y mostrar esa cara de arrepentimiento, de perro mojado, levantando el entrecejo. Esa mueca tan tuya.
¿Me dejará en paz tu recuerdo alguna vez? A esta altura pienso que si la respuesta es no, deberíamos, no sé, tomarnos un café. Pero esa pregunta es mía. Como todo esto.
Que ya no lee nadie.