Estás solo, te sobrás. Tenés a cuatro personas alrededor pero no sirven. El que habla de vos no puede penetrarte en un solo eco de olvido. Ni en un grito de recuerdo.
Tocás tu brazo, pensás en tu suavidad y pedís más vino. Allá te olvidaste de la mía. Esa que es blanca y también un poco se olvidó de la tuya. Pero el agua y las manchas.
Querés que se acabe, aunque lo disfrutás porque otra vez sobra mucho tuyo. No estás de espaldas, nadie te busca ni te saluda y no hay fuego. Te ven sin haberte encontrado.
Y yo que te encontré me fuiste. Te gusto mucho, eso es lo que pasa. No es flotación idílica, alguna vez quizá sí; hablaste claro y no quise entenderte. Vos no quisiste invitarme a tu vida. al vacío.
lo bien que hiciste.