A veces, al bailar algún jig. O un reel. En esos zapatos, sí, ahí.
Definitivamente, cuando tomo Jameson. Y pienso que es una pena que no hayamos compartido el Caskmates. O no.
El día que terminé el Glenlivet. Ese al que le diste un besito nada más, porque no lo merecías. Creo que tenías razón. Sabés qué? No fue hace tanto.
El otro día cuando entré a Jack the ripper. Entré y salí. Por suerte. Casi que te vi como un fantasma envuelto en esa camisa blanca con los primeros botones desabrochados. Y la cadena.
Te despedí hace mucho tiempo, sí. Y así nomas seguís apareciendo en el fondo de muchos recuerdos. Te revivo cada tanto. Camino ese dolor viejo y me gusta hacerlo. Piso esas hojas amarillas y saboreo su sonido al partirse. Disfruto saberme en otro lugar.
Porque cinco o diez años no importan. Sí, en eso también tenías razón.