Alguna vez leí que vivir es tomar decisiones. O que la toma de decisiones le da sentido a la vida, no sé bien cómo estaba escrito pero la idea era que quedarse parado en un mismo lugar no era equivalente a vivir. Claro, suena trivial, aunque...
Escuchar el beep beep matutino y pensar "ay pero qué paja, media hora más". Ahí tomamos una decisión importantísima: seguir durmiendo. Aplacar la consciencia un rato más. ¿Y si toda esta parafernalia se trata de lo mismo? Decidir, parar, seguir, mirar alrededor. Cambiar.
Los huecos en el placard.
Adentro
la melancolía y la infinita tristeza.
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