El descanso
ilusorio de cerrar los ojos en presencia de luz. El color de la piel del párpado impregnándose en la retina, absolutamente inevitable. Movimiento del ojo,
necesidad de oscuridad. Certeza de que
la única posibilidad de lograrlo reside en apagar el cerebro. Nada más que allí se encuentra la profunda negrura sensorial.
Pero cuidado: el inconsciente puede
iluminar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario