miércoles, 20 de febrero de 2013
dosando suavemente la nada para no lastimarse
Empecé comiendo mierda, llenándome la cabeza de una gran mierda-mamífero disfrazada de cristal. Creía que era tóxica, pero me confundí: era sólo viscosa y desagradable. Haciéndome la Fiona Apple, mi sangre cantaba, precipitada, I'm gonna make a mistake, I'm gonna do it on purpose. I'm gonna waste my time. No tan de a poco, esa materia oscura fue diluyéndose con vacío, con la nada misma. Como si pudiera desgranarse, fibras musculares de vacío merdoso mezclado con ese que es la falta de todo. La muy oportuna fue a parar a mis ojos, me los llenó, se los juro. Toda la nada en la cabeza y alrededor, y en mis ojos, sólo marrón. Como dos granos a punto de explotar. La nada, incoherente, pujó y por fin encontró el hueco. Ahí, expectante, arrasó y terminó llenándome. Sacó todos los desechos y los transformó en líquido salado, menos viscoso, translúcido. Lúcido. Sí, ahora veo. Veo bien clarito. Adiós, nefasta copia carbónica de Holiveira. Hadiós.
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